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El cuentacuentos: reescribiendo el relato de tu maternidad

  • 9 feb
  • 4 Min. de lectura



Oráculo de las 7 energías (Colette Baron-Reid)
Oráculo de las 7 energías (Colette Baron-Reid)

Cuando pensamos en maternidad, muchas veces nos imaginamos un cuento que nos han contado desde niñas: el amor incondicional, la entrega absoluta, la felicidad radiante (y, si nos descuidamos, hasta el pelo perfecto al despertar).

Pero luego llega la realidad: noches en vela, dudas constantes y una vocecita interna que, a veces, nos juega en contra.

Detente un momento y pregúntate: ¿Cómo hablas de ti misma como madre? ¿Qué historia estás contando sobre tu maternidad?

Piensa en cómo hablas de ti misma cuando cuentas cómo estás viviendo este camino.

A veces, sin darnos cuenta, tejemos un relato lleno de dudas, culpas y exigencias imposibles.

¿Dices cosas como "soy un desastre, no doy para más", "mi bebé no me deja hacer nada", "es que yo no soy buena para esto”?  ¿Te  repites frases como "No soy suficiente", "Siempre me equivoco", "Esto me supera”?.

Sin darnos cuenta, el relato que repetimos moldea nuestra experiencia. Y lo que es peor: también le enseña a los demás cómo deben percibirnos y tratarnos.

Pero,… ¿y si cambiamos la narrativa? ¿Y si nos contamos una historia donde somos poderosas, sabias y amorosas?

Hoy vamos a descubrir cómo transformar la manera en que nos hablamos a nosotras mismas y al mundo sobre nuestra maternidad.




Las palabras crean realidades


Lo que te dices a ti misma todos los días no es solo una descripción de tu vida, es una profecía que se cumple.

La neurociencia nos dice que nuestro cerebro cree aquello que le repetimos constantemente.

Si te dices "Soy una madre caótica", actuarás en consecuencia.

Si te dices "Estoy aprendiendo cada día", te darás permiso para crecer sin culpa.


Ejemplo: María es madre primeriza y siempre dice "Soy un desastre con la lactancia". Sin darse cuenta, cada vez que tiene un reto, su mente lo refuerza: "Ves, te dije que no podías". Cuando decide cambiar su narrativa a "Estoy en un proceso de aprendizaje, mi cuerpo y mi bebé se están sincronizando", empieza a notar pequeños logros y los celebra.


Cambiar el relato, cambiar la experiencia


Si todo el día dices "no tengo paciencia", es muy probable que tu mente refuerce esa creencia y tu energía se agote más rápido.

Si repites "esto me supera", puede que sientas que la maternidad es una carga más que un proceso de crecimiento.


Pero, ¿y si cambiamos el cuento?


Imagina que en lugar de "no doy abasto" dices "estoy aprendiendo a priorizar".

En vez de "mi bebé me tiene atrapada", podrías probar "mi bebé me necesita, y yo también me estoy redescubriendo con él".


No es autoengaño, es dirigir tu atención hacia lo que suma, lo que nutre, lo que expande.


La maternidad es desafiante, pero también es un espacio de creación.


Así como elegimos nombres para nuestros hijos, también podemos elegir cómo contar nuestra historia.


Algunas formas prácticas de hacerlo:

  1. Escucha lo que te dices: ¡Presta atención a tu diálogo interno! Cada vez que te hables con dureza, respira y reformula. Háblate con la suavidad, la amabilidad, el mimo con que hablarías a tu mejor amig@ cuando no se siente bien y practica la  autocompasión.

  2. Cambia "tengo que" por "elijo": En lugar de "Tengo que estar despierta toda la noche", prueba "Elijo estar presente para mi bebé en este momento". Es posible que te sientas más libre y te des permiso para crecer sin culpa.

  3. Celebra los pequeños logros: En vez de enfocarte en lo que falta, reconoce lo que has logrado hoy. Sé la 1º en felicitarte por ello.

  4. Escribe en un papel cómo sueles hablar y describir tu maternidad. No lo pienses mucho, lo que salga, no tiene que quedar bonito ni  tú quedar bien con nadie ni enseñarlo a otros.  Luego, léelo en voz alta. ¿Cómo suena? ¿Te da fuerza o te desgasta?

Después léelo de nuevo en voz baja y subraya las palabras que te resuenen más o te llamen la atención.

Y ahora intenta reescribir esa historia como si fueras la protagonista de un viaje de transformación y amor. Porque, en realidad, eso es lo que estás viviendo.

Tal vez ahora dices "estoy cansada todo el tiempo". Pero podrías reformularlo como "mi cuerpo está haciendo un trabajo impresionante y me está pidiendo descanso". Quizá piensas "tengo miedo de hacerlo mal", y podrías cambiarlo por "me permito aprender y crecer con mi bebé”.


El poder de la palabra en la crianza


Este cambio de narrativa no solo te afecta a ti, también deja huella en tu hijo/a.

Las palabras que usas sobre ti misma serán su primera escuela emocional.

Si te hablas con amor, confianza y compasión, tu bebé aprenderá a hacerlo también consigo mismo. ¡Y eso sí que es un regalo para toda la vida!


Comparte una nueva historia


Las palabras que usas también influyen en cómo los demás te ven y te tratan.

Si cuentas tu maternidad como un sacrificio eterno, el mundo lo verá así.

Si la compartes como un camino de amor, crecimiento y aprendizaje, inspirarás a otras mujeres a hacer lo mismo.


La maternidad no es una película con guión preescrito.

Tú eres la autora de esta historia. ¡Y puedes reescribirla cuando quieras!


No se trata de negar las dificultades, sino de darles un significado diferente, uno que te haga sentir fuerte en lugar de pequeña.

Porque tú no eres solo "una mamá agotada", eres una mujer que está creando, con cada palabra y acción, su propia versión de la maternidad.


Cuéntame, ¿cómo quieres que sea la historia que te cuentas sobre ti?


Te invito a compartir en comentarios y en redes sociales una frase nueva sobre tu maternidad.

Algo que hable de tu fortaleza, tu amor, tu aprendizaje.

Usa el hashtag #ElCuentoQueTeCuentas y etiquétame en @ser_mama_circulo_maternal. ¡Vamos a crear juntas una narrativa que empodere!


Si esto resuena contigo, compártelo con una mamá que necesite escucharlo. Y si quieres profundizar en este camino de maternidad consciente o si quieres acompañamiento en este camino, en Ser Mamá tenemos espacios para ti.

Visita ser-mama.com y descubre cómo podemos caminar juntas en este viaje.



Recuerda:

El cuento que te cuentas es el cuento que vives.

¡Haz que sea bello!


Un abrazo de Amor y Luz

Chon

 
 
 

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